MARÍA LEJÁRRAGA (1874-1974)
Hoy me rememoran como una pionera en la literatura española de la Edad de Plata, aunque en mis tiempos mi reconocimiento fue nulo. Nací en Logroño (La Rioja), en una familia de buen nivel socieconónomico. Estudié magisterio y empecé a trabajar como maestra en la Escuela Modelo de Madrid. Quise compaginar mi oficio con mi vocación por la literatura, pero en mi época estaba muy mal visto que las mujeres escribieran y más si eras docente. Mi oportunidad llegó cuando conocí al que fue mi marido, el dramaturgo Gregorio Martínez Sierra. Colaboré con él hasta el punto de esconder mi autoría bajo su firma.
Escribí teatro, novelas, ensayos, artículos… Las obras que yo producía se representaban con gran éxito en los teatros. Entre ellas, destacan Canción de cuna (1911), Las golondrinas (1914), El amor brujo (1915), Mujer (1924) o Triángulo (1929). También escribí temáticas feministas: Cartas a las mujeres de España (1916), Feminismo, feminidad, españolismo (1917) o La mujer moderna (1920). Fui una gran activista, defensora de la igualdad y trabajé como secretaria de la Alianza Internacional del Sufragio de la Mujer (IWSA). Formé parte del Lyceum Club y fundé la Asociación Femenina de Educación Cívica para fomentar la educación de las mujeres.

«Una mujer que no fuese feminista sería un absurdo tan grande como un rey que no fuese monárquico.»
Durante la II Repúblca, participé en la lucha por conseguir el derecho al voto femenino reconocido en 1933, y me eligieron diputada en Granada con el partido socialista. Trabajé en las Cortes luchando por la igualdad de oportunidades y de salario.Con la Guerra Civil tuve que exiliarme a Francia. Allí tuve que ocultar mi identidad ,ya que fui perseguida por mi ideología política. Mientras mi marido triunfaba con mis guiones en Hollywood. Cuando en 1947 muere mi marido, desvelé la autoría de mis obras con la publicación Gregorio y yo. Medio siglo de colaboración (1953), por lo cual me criticaron duramente. En 1950 viajé a Estados Unidos para contactar con productoras de cine. Envíe a Walt Disney el cuento infantil Merlín y Viviana, que fue rechazado. Contaba la historia de amor entre una gata aristócrata y un perro callejero. El caso es que tiempo después se estreno la película La dama y el vagabundo, con un argumento muy similiar… Fue en Buenos Aires (Argentina) donde me instalé definitivamente hasta que fallecí con noventa y nueve años.
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