ROSALIND FRANKLIN (1920-1958)
Fui una mujer científica del siglo XX que nací en Notting Hill (Londres, en una familia acomodada. Por ello pude estudiar en varias escuelas privadas y en el prestigioso Newnham College de la Universidad de Cambridge, donde me formé en Ciencias Naturales hasta conseguir graduarme. Poco después me ofrecieron trabajar en La Asociación Británica para la Investigación del Uso del Carbón.
Aunque las mujeres en mi época teníamos acceso al educación, alcanzar un doctorado era algo excepcional para nosotras. Con perseverancia y esfuerzo lo conseguí en 1945, con una tesis doctoral titulada La fisicoquímica de coloides orgánicos sólidos con referencia especial al carbón.
En París trabajé durante tres años como cristalógrafa de rayos X en el Laboratorio de Servicios Químicos del Estado, bajo la supervisión de Jacques Mering. Después volví Inglaterra para trabajar en el laboratorio del King’s College de Londres. Fue allí donde me dediqué a investigar a fondo la estructura molecular del ADN, que logré fotografiar mediante rayos X: ¡Fue la famosa fotografía Nº51!

«La ciencia y la vida cotidiana no pueden y no deben ser separados.»
Maurice Wilkins, mi compañero de laboratorio, la mostró a sus colegas Francisc Crick y James Watson. Gracias a ella pudieron demostrar la estructura helicoidal del ADN.
Y sí… ¡utilizaron mi gran descubrimiento para ganar el Premio Nobel! ¿Por qué no lo compartieron conmigo? ¡Hubiera sido lo justo!
Por mi parte, yo continué investigando; me trasladé al Birkbeck College y me centré en el estudio de las estructuras moleculares de los virus, que también sirvieron para los grandes avances científicos. No dejé de trabajar a pasear de padecer un cáncer de ovario, por el que fallecí con treinta y siete años.
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